escrito a lápiz

es raro. si nos acercamos al proceso físico que realiza un lápiz al escribir podemos comprender, sin tanta abstracción, que tiene vetas mágicas. una tecnología que nos permite al posar el artefacto sobre una superficie más o menos áspera, determinar una trayectoria y trasladar el instrumento acorde lo proyectado de un punto a otro dejando una huella compuesta de pequeños componentes que el instrumento va desprendiendo producto del roce sobre la superficie. una marca.
tenemos algo de lápiz, dejamos huellas en superficies que rozamos. sobre todo en tegumentos epiteliales. manipular la tecnología mágica que es un lápiz lo convierte, a quien pueda hacerlo, en un mago. hay magos con mayor y con menor destreza, hay magos para todos los gustos.
asimismo, toda tesis tiene su antitesis, la dualidad del ser. el lápiz tiene algo hegeliano, un opuesto o negativo. un no-ser en tanto no-lápiz. otra tecnología igualmente mágica útil para negar la primera, una némesis. el implemento se compone de caucho o variaciones sintéticas del mismo. me genera curiosidad saber quién diseñó esta tecnología. por qué cabeza pasó la solución a ese dilema existencial que es borrar el pasado, reescribirlo, poder simular que que lo que estaba ahí nunca estuvo: invisibilizar. otra cosa que me pregunta y que tampoco deseo responder ni tiene demasiado objeto,  es cuánto tiempo borramos. ¿cuánto tiempo de nuestras vidas hemos estado borrando trazos de lápiz? me interesaría saber qué cantidad de tiempo perdidos tratando de fingir que nada ha sucedido en esas hojas. son cuestiones que me planteo (como cuántos árboles han muerto en nombre de la poesía)... si juntamos cada uno de esos minutos y los apilamos ¿de cuántas horas hablamos? quizá obtendríamos uno de esos coeficientes grotescos en los que concluímos que estuvimos 15 días completos de nuestras vidas sin comer, dormir, besar o tomar merca; solamente borrando incesantemente una raya y otra... y otra... y todo así... qué importa.
cuestión que la vida es demasiado breve como para ponerse a borrar un rayita de lápiz. así como también es una vida breve como para afeitarnos o quitar un pen drive haciendo el procedimiento que aseguraría la "extracción en modo seguro del Modem USB". sin embargo no sopezamos habitualmente estas cuestiones, y tal vez haya una salud en no hacerlo. cuando nos lavamos los dientes no nos planteamos "¿si fuese a morir en diez minutos haría esto?", de hecho casi no me lavo los dientes, me aburre hacerlo. aburre como un texto largo. fin.

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