Solapamientos y encortinamientos

La queja de lo superfluo no deja de ser algo válido, pero cabe consignar que su ausencia no significa lo contrario. Uno no debería quejarse sólo de lo evidente y superficial de la cultura de masas, dado que la misma puede ser, cuidado, nada más que una expresión de lo que somos. Esto es, si el debate está en si seres decapitados deberían tener la difusión que tienen (con todo lo que esto conlleva aparejado) es porque la capacidad para ir más al fondo no está siendo utilizada. Me refiero a que cuando sólo podemos juzgar lo obsceno y evidente, que no deja de ser lo que su propia ontología le impone por elección automática, hay un caudal crítico desperdiciado. Y que al fin y al cabo termina, por lo general y cuando se trata de este tipo críticas, reduciéndose a un tema de gustos y placeres. "Ricardo Fort tiene un cerebro de tupperware", sí, sí, sabemos que la metáfora está buena, un poquito pensada por lo menos. Esto de tener cerebro de tupperware es una idea soltada hace años por Carlos "el indio" Solari, que acusó a la viejas pelotudas de tener esa condición o en su defecto, "un cerebro de zanguechera", medio más o menos capaz que casi lo mismo. El hecho a lo mejor no está en la condición tupperwareica del supuesto cerebro del supuesto ser humano, tal vez uno, y sólo uno, de los hechos está en que estamos hablando de alguien en muchos casos admirado y envidiado. Va más allá de la crítica reaccionaria de "la juventud está perdida", va quizá al por qué de ese tipo de afirmaciones. O al cómo llegar a eso. Y lo peligroso de quedarse encerrado en que la idea de achatamiento cultural está centrada en Ricard Fort, Mcdonalds o tantos otros, es que se pierde el punto de vista holístico; dentro del cual todo posee un rol y función determinados en un sistema complejo y, por lo general, amplio. Si las cosas evidentes existen es por algo, más aún cuando vemos que no sólo existen sino que las vemos reproducirse de manera bestial. Evidenciarse criticable para ser el centro de atención y lograr, efectivamente, ser criticado, es útil para que perdamos el tiempo acusando de una degradación mental vasta, a quienes no son más que instrumentos acólitos de una lógica de rutinas y procesos de interpretación. Invitemos a no perder el tiempo, a ver más allá y suponer desdoblamientos, pliegues. Todo supura una cultura, un hacer de algo, bien vale comenzar a analizar eso.

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